¿Son iguales todos los suelos laminados?
Como todos los materiales, el suelo laminado también cuenta con sus propias clasificaciones y terminología técnica, cuyo significado no siempre es fácil de comprender, ni entender en que puede afectar a los compradores finales.
Las principales clasificaciones de los suelos laminados son dos:
Por criterio de abrasión o “AC”
Este concepto hace referencia a la durabilidad de los suelos laminados y su resistencia al uso, estableciéndose mediante el sometimiento de los materiales a la prueba de Taber: un test de abrasión en el que una máquina somete al suelo a una serie de frotados mediante un rodillo que cuenta con una lija. Así, cada código de la norma EN 13329, creada por la EPLF (Asociación de Productores Europeos de Suelo Laminado), hace referencia a las vueltas que aguanta la capa superior de las piezas sin desgastarse:
- • AC1 – más de 900 vueltas. Para uso en dormitorios, ya que sufren menor desgaste de paso.
- • AC2 – más de 1.800 vueltas. Para comedores.
- • AC3 – más de 2.500 vueltas. Para salones o recibidores con tránsito moderado.
En la actualidad ya es muy poco común encontrar estos tres primeros parámetros, debido a que los avances permiten crear suelos de AC4 sin coste añadido respectos a los AC1, AC2 y AC3.
- • AC4 – más de 4.000 vueltas. Para uso comercial en oficinas, cafeterías o zonas residenciales, con tráfico normal.
- • AC5 – más de 6.500 vueltas. Para salas de exposiciones, restaurantes o escuelas.
- • AC6 – más de 8.500 vueltas. Para supermercados, terminales de aeropuerto o edificios gubernamentales abiertos al público.
Estos dos últimos son los indicados para uso más intenso y zonas muy transitadas.
Por criterio de impacto o “IC”
Si bien la anterior clasificación marca la resistencia a la abrasión de las piezas, esta otra catalogación hace referencia a la resistencia del material si cae un objeto sobre él. El valor de “IC” viene determinado por una prueba de caída libre y es el utilizado prominentemente por algunos de los principales fabricantes de suelos laminados.
La información que ofrece esta otra clasificación es más amplia, debido a la utilización de dos dígitos, como por ejemplo “Clase 31”.
El primer dígito hace referencia a los lugares donde puede ser utilizado:
- • 2 – Únicamente para uso doméstico.
- • 3 – Para uso comercial o domestico intenso.
El segundo dígito marca la calidad del suelo y su resistencia a golpes desde el 1 al 4.
Combinación de ambas clasificaciones
No obstante, la mayoría de marcas ya especifican los valores de ambas clasificaciones en sus productos. Con este tipo de referencias:
- • AC1 / Clase 21 – Para uso doméstico moderado.
- • AC 2 / Clase 22 – Para uso doméstico general.
- • AC3 / Clase 23 y clase 31 – Para uso doméstico intensivo o comercial moderado.
- • AC4 / Clase 32 - Para uso doméstico intensivo o comercial normal.
- • AC5 / Clase 33 – Para uso doméstico intensivo o comercial intensivo.
- • AC6 / Clase 34 – Para uso comercial muy intenso.
Con la reducción de los costes de fabricación y respondiendo a las principales necesidades de los usuarios, la mayoría de los suelos comercializados tienen una clasificación AC5 / Clase 33 o en su defecto AC4 / Clase 32.
Otros factores a tener en cuenta
A parte de todos lo comentado con anterioridad, otras características a valorar son:
- - Milímetros de grosor (los hay desde 7 mm a 12 mm)
- - Resistencia al agua
- - Disponibilidad de las piezas con o sin bisel (a nivel estético)
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